Excavaciones 2016
En la campaña de 2015 se tuvo constancia de al menos cuatro zonas de enterramiento en dos parcelas próximas entre sí. Algunas se excavaron, otras se terminaron de definir en planta, hasta descubrir en el espacio un total de siete zonas. La ampliación del sondeo en 2016 ha dado como resultado la documentación de quince hoyos contiguos en una misma parcela y en un espacio reducido (4 x 4 m), lo que revela la densidad de estructuras cultuales existentes en la zona. En términos generales, éstos presentan un buen estado de conservación y una morfología similar, tratándose mayoritariamente de fosas practicadas en el sustrato geológico, de profundidad variable y selladas por una cobertera de cantos de río de tamaño variado. En uno de ellos se ha constatado la presencia de una posible estela de piedra calcárea y forma pseudorectangular, que se hallaba ligeramente desplazada de su posición original, exhumándose directamente sobre la fosa.
Los rellenos de estos “hoyos rituales” son bastante homogéneos respecto a compacidad e inclusiones en los mismos. Los estratos de colmatación están conformados en regla general por una tierra arcillosa plástica de alta compactibilidad, en la que se documenta la presencia de restos cerámicos, fragmentados en la mayoría de los casos, junto con restos óseos cremados y fragmentos de bronce y hierro muy alterados. Sólo en algunos de los hoyos, y en menor medida, se han podido documentar piezas líticas, como fragmentos de sílex (desechos de talla) o fragmentos de fósiles (belemnita). La homogeneidad de estos conjuntos se ve alterada por la presencia de un enterramiento rectangular en cista, en el que se constata una organización interna mediante la disposición zonal de elementos asociados al culto. Uno de los cuales, un pequeño vaso de cerámica vaccea a torno, pudo ser recuperado en conjunto, con su relleno intacto, y se encuentra actualmente en proceso de anális, al igual que otros sedimentos procedentes de la misma zona.